Llueve
en la calle, y ya es de noche a pesar de que son solo las 6 de la tarde. Vuelves
a casa después de un día un tanto inusual, pero tampoco ha sido tan malo, pese
a las malas noticias; el café te había calentado las manos, y el agradable ambiente
que había con tus amigos te sacó alguna que otra sonrisa. Paseaste entre la
muchedumbre que anhelaba por un refugio y tú, deseando salir bajo las negras
nubes. Era tan absurdo que no pudiste evitar que se te escapara una triste
sonrisa. Tu mente estaba ocupada repasando las conversaciones anteriores,
planeando para un futuro cercano. Divagando en tu mundo interior y sin dejar de
sonreír por una estupidez.
Los
zapatos de tela fina ya estaban empapados por los diminutos charcos que no eras
capaz de atisbar en la oscuridad. Los vaqueros; rotos y desgastados a pesar de
que son prácticamente nuevos; estaban igual de húmedos que la enorme sudadera
negra que escondía otra más corta debajo. Lo único destacable del conjunto era
el pañuelo rojo y morado a conjunto con el tupido flequillo que cubrían tus
ojos, junto con unas gafas gruesas llenas de pequeñas gotitas de lluvia. Estas
no te libraron de aquella imagen que se clavo en las pupilas justo después de levantar
la cabeza al borde del paso de cebra. El corazón te dio un vuelco y volviste a
bajar la cabeza rápidamente, aunque ya era demasiado tarde.
Repasabas
con cuidado cada detalle que se había quedado grabado en tu cabeza. Su pelo
rizado, sus violados labios y los redondos ojos… la enorme bufandas que rodeaba
su cuello, con esa clara cazadora apretada color café oscuro y sus pantalones
de un tono de marrón más claro. En ese momento te diste cuenta de que quizás te
habías embodado mirándola más rato del que creías que había pasado.
La luz
por fin se había puesto verde. Mordiste tu labio y seguiste caminando en línea recta
esperando a que ella te esquivara, pero no fue así… Mientras tanto miles de sentimientos
que pensaste que habían sido borrados empezaron a salir de su caja de Pandora particular,
llenando tus oídos de recuerdos inamovibles de tu cabeza. El eje de la tierra había
sido perturbado y por ello, todo te daba vueltas. Te preguntases mil cosas pero
en tan poco tiempo no hallaste ni una sola respuesta. Querías que los segundos
pasaran rápidamente, que un rayo te partiera en dos en ese mismo instante pero
nada pasaba excepto el tiempo y los pasos que cada vez os llevaban una más
cerca de la otra inexorablemente.
Quien
estaba jugando con quien, no lo sabias. Pero las dudas que golpeaban tu juicio eran
tantas y tan rápidas que conseguían que unos segundos pasaran como horas. Ella
te miraba, con culpabilidad, con arrepentimiento y no sabias porque… Eso te
estaba matando, te revolvía las tripas, hacia que tu cuerpo recordara cosas que
tu mente quería impedir a toda costa. Pero era inevitable. Pese a que tus pasos
eran rápidos, no eran decididos y te permitiste levantar la cabeza a mitad de
camino, solo para saber si era real.
Aguantaste
la respiración mirando al infinito. A pesar de que gritaste tus labios permanecían
cerrados y el pánico que recorrió tu cuerpo era solo un acto reflejo, un recuerdo
de algo que ya habías vivido antes. Allí estabas en mitad de la calle, delante
de nadie. Guardándote las lágrimas en los ojos y fingiendo una sonrisa llena de
incredulidad.
Claro
que no es real. Idiota.
Sientes
un pinchazo en el pecho, liberas el aire que habías retenido por algunos
segundos de más. Cierras ambos puños con todas tus fuerzas y miras al oscuro
cielo que sigue desprendiendo las lágrimas que tú no eres capaz de soltar. Cuanto
tiempo ha pasado desde entonces y aun no puedes olvidarlo. Es el alambre de
espino que apretara tu corazón para siempre…
El
claxon de un coche devuelve tu mente a la tierra. Miras ahora lado y luego
caminas hacia el frente al tiempo que las lucecitas rojas iluminan tu camino de
nuevo a la realidad. Estas un poco desorientada… pero poco a poco te das cuenta
de que solo ha sido un espejismo, un reflejo en las gotas de lluvia de un deseo
pasado. Algo que no es autentico. No sabes
como ha podido pasar algo así pero intentas olvidarlo, es tiempo de cambiar. Es
hora sonreír por estupideces.
Aunque
la sombra de un pasado te persiga, e ignorarla no sirva de nada… Quizás la
respuesta este en abrazarte a ella con todas tus fuerzas hasta que poco a poco
desaparezca por si sola. Ya que correr lejos de un recuerdo es tan solo una utopía.
Me ha encantado u_u el final es perfecto <3
ResponderEliminarLo cierto esque me sorprende un monton que te guste este en concreto.
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