Deseamos que llegue un mensaje a nuestro dispositivo móvil que pueda alegrarnos el día, quizás que nos saque una sonrisa o simplemente que nos haga sentir bien. Sigues siento tan imprevisible como siempre, ya que la luz roja de mi teléfono solo parpadea a altas horas de la madrugada por ti. Podría llegar a pensar que no querías que leyera el mensaje o como quiero creerme, dabas por echo que estaría despierta.
Estaba tan solo a unos metros de ti, podría haberte dicho que bajaras... que estaba ahí para ti, pero no lo hice, simplemente asentí, permaneciendo en la zona segura. Quería olvidarme de ese tema... hasta mañana no pensaría en ello. Mejor beber, olvidar y ponerse esa mascara usada de Pierrot... Echa a medida y en parte funciono.
Funcionas en mi como un reloj, mas bien como una alarma, que cada X tiempo suena recordándome su existencia. Por mas que la apague sigue sonando, a veces el ruido es insoportable, me da dolor de cabeza, otras veces es un sonido que me acuna, me tranquiliza y me da paz.
Al día siguiente no me podía creer que fueras.. real, aun seguía dormida sin duda. El día era gris, mis gafas oscuras hacían que se viera aun mas negro pero tu seguías brillando, deslumbrandome haciendo que quisiera apartar la mirada. Cuando tus brazos rodearon mi cuerpo podía catar tu olor que sin duda no ha cambiado para nada.. Tu sin embargo solo querías comprobar la delgadez de mi cuerpo.
Déjame suspirar y sueltame, sé que esta mal... pero no es mi culpa. No, no lo es.
Caminamos a cierta distancia, hablando distraídos y controlando esa tensión que crecía con cada mirada... Mírame, estoy aquí. MÍRAME.
El tiempo pasa, y la tensión va desapareciendo, vacuos de palabras, llenos de sentimientos. Nunca fuimos muy dados a expresarnos el uno con el otro pero esta bien, solo respira, queda poco... queda muy poco. Señalo parada, os hora de irse. Tus ojos se abren e incluso se dilatan. ¿Estas triste? Dimelo al menos... Solo confirmamelo y me quedare (para siempre).
No. Simplemente despídete. Dame un abrazo y.... Un escalofrió me recorre la espina dorsal. Solo sabes ponerme las cosas difíciles.
Explícame porque en un momento has puesto mi vida patas arriba. Me haces no querer separarme jamas de tus protectores brazos, de tu fragancia... Clavandome tus dientes tan y tan profundo en mi corazón palpitante tan lleno de ti, sin aire que poder respirar. Ahogandome en todo tu ser. Solo un un instante... en tan solo segundos...
Te gusta jugar conmigo. Llenar mi cabeza de ti. Jamás podre tenerte.
Déjame suspirar y sueltame, sé que esta mal... pero no es mi culpa. No, no lo es.
Caminamos a cierta distancia, hablando distraídos y controlando esa tensión que crecía con cada mirada... Mírame, estoy aquí. MÍRAME.
El tiempo pasa, y la tensión va desapareciendo, vacuos de palabras, llenos de sentimientos. Nunca fuimos muy dados a expresarnos el uno con el otro pero esta bien, solo respira, queda poco... queda muy poco. Señalo parada, os hora de irse. Tus ojos se abren e incluso se dilatan. ¿Estas triste? Dimelo al menos... Solo confirmamelo y me quedare (para siempre).
No. Simplemente despídete. Dame un abrazo y.... Un escalofrió me recorre la espina dorsal. Solo sabes ponerme las cosas difíciles.
Explícame porque en un momento has puesto mi vida patas arriba. Me haces no querer separarme jamas de tus protectores brazos, de tu fragancia... Clavandome tus dientes tan y tan profundo en mi corazón palpitante tan lleno de ti, sin aire que poder respirar. Ahogandome en todo tu ser. Solo un un instante... en tan solo segundos...
Te gusta jugar conmigo. Llenar mi cabeza de ti. Jamás podre tenerte.
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