En un país lejano, un joven príncipe que vivía en un resplandeciente castillo a pesar de tener todo lo que podía desear el príncipe era egoísta, déspota y consentido pero una noche de invierno llego al castillo un anciana mendiga y le ofreció una simple rosa a cambio de cobijarse del horrible frió, repugnado por su desagradable aspecto el príncipe desprecio el regalo y expulso de allí a la anciana pero ella le advirtió no se dejara engañar por las apariencias porque la belleza se encuentra n e interior y cuando volvió a rechazarla la fealdad de la anciana desapareció dando paso a una bellisima hechicera. El príncipe trato de disculparse pero era demasiado tarde pues ella ya había visto que en su corazón no había amor y como castigo lo transformo en una horrible bestia y lanzo un poderoso hechizo sobre el castillo y todos los allí vivían.
Avergonzado por su aspecto el monstruo se encerró en el interior de su castillo con un espejo mágico como una ventana al mundo exterior. La rosa que ella le había ofrecido era en realidad una rosa encanta que seguiría fresca hasta que el cumpliera 21 años, si era capaz de aprender a amar a una persona y ganarse cambio su amor antes de que cayera el ultimo pétalo entonces se desharía el hechizo si no permanecería condenado a seguir siendo una bestia para siempre...
El joven Jaejoong vivía en la casa mas apartado del pueblo con sus nueve hermanastras y sus padres adoptivos a los que quería y les agradecía que le acogieran cuando el era muy pequeño.
A el le encantaba ir cantando por todos lados, tenia una bellisima voz que era capaz de tranquilizar hasta el niño mas llorón.
Un día el padrastro de Jaejoong se perdió por el bosque cuando fue a por leña y su madrastra le pidió que, por favor, fuera en su busca. Así Jaejoong se adentro en el bosque en busca de su pobre padre perdido. Camino y camino hasta llegar a un enorme castillo de aspecto siniestro y aparentemente abandonado. El joven entro en el castillo pensado que su padre se podría a ver refugiado allí.
-¿Hola? ¿hay alguien por aquí? ¿padre?...- Nadie le contesto.
Se puso a buscar por todos los lugares del castillo, hasta que le pareció oír la voz ahogada de su padre y corrió hacia allí. Llego a una mazmorra húmeda y maloliente, allí estaba su padre encerrado.
-¡Padre! estoy aquí... no se preocupe, yo lo sacare... -Jaejoong intento abrir la puerta inútilmente.
-Hijo mio, aquí hay una bestia horrible, yo ya estoy muy anciano, dejame y vete, ¡salvate tu!- Exclamo el hombre asustado al ver que la vida de su querido hijo corría peligro.
-¡No diga tonterías padre, no me iré sin ti!.
De repente algo empujo a Jaejoong brutalmente (one touch!) apartándolo de la puerta.
-¡¿Quien eres tu?! ¡¿que haces en mi castillo?¡- exclamo una voz enfurecida.
Jaejoong se encontraba algo aturdido, pero se levanto con intención de plantar cara al "hombre" que había arremetido contra el y encerrado a su padre.
-¡Vengo a rescatar a mi padre, el es muy mayor y podría enfermar en ese lugar! le pido por favor deje libre a mi padre...- Suplicaba el joven.
La bestia se quedo mirando atentamente el bello rostro del joven Jaejoong.
-Liberare a este viejo, pero a cambio, tu ocuparas su lugar y te quedaras aquí para siempre.
El joven Jaejoong no se lo pensó dos veces y acepto el trato de la bestia que se escondía entre las sombras.
Así fue, el viejo padre de Jaejoong fue liberado pero estaba muy muy enfermo y su mujer y sus nueve hijas tuvieron que cuidar de el sin la ayuda de su hermano mas pequeño Jaejoong ya que el se encontraba prisionero de la bestia en su castillo.
El señor del castillo casi siempre estaba encerrado en la biblioteca leyendo sus libros y solo de vez en cuando veía a Jaejoong por su ventana.
El hermoso joven se pasaba la los días caminado por los jardines cantando tristemente, solo algunas veces era acompañado por un candelabro llamado Yoochun, una tetera llamada Junsu y un reloj llamado Yunho que se convirtieron en los únicos amigos que tuvo Jaejoong en su vida.
La bestia cada vez dejaba mas sus libros y observaba y oía como Jaejoong se paseaba y cantaba todos los días por sus jardines empezando a sentir algo que nunca antes había sentido por nadie.
Un día Jaejoong decidio saciar su curiosidad y paso por cada una de las habitaciones de aquel castillo. Cuando llego hasta la biblioteca donde siempre estaba encerrado el amo del castillo.
Jaejoong entro lentamente hasta que se dio cuenta de que la bestia estaba allí, se quedo mirándolo un rato.
-¿puedo.... puedo estar aquí, contigo?- Pregunto Jaejoong sin miedo. El joven amo le miro, quedandose algo absorto por su belleza y su rostro algo afeminado.
-Puedes entrar a cualquier habitación.- El joven no le apartaba la mirada de encima y Jaejoong empezó a sentirse algo cohibido.
-¿por que me miras de ese modo tan.....?- "¿lascivo?" pensó Jaejoong, prefirió acabar su frese.
-Eres realmente hermoso, pareces una mujer- sentencio la bestia sin dar rodeos. Jaejoong frunció sus gruesos labios en una mueca que decía que estaba molesto por ese comentario. Mas de una vez le han dicho eso y si hubiera sido otra persona le hubiera arreado un puñetazo digno de un hombre pero no se atrevió a golpearlo. No, Jaejoong se quedo solo con la parte bonita de ese comentario.
-¿te parezco hermoso?- un leve color rojizo asomo por su rostro.
La bestia dejó el libro que estaba leyendo sobre la mesa y se acerco a el cautelosamente sin perder el contacto con sus ojos.
-Si, me pareces muy hermoso....- La bestia seguía acortando las distancia con Jaejoong. Se quedo justo delante suyo, de pie, mirándole a los ojos, unos ojos que a la bestia se le antojaban grades, profundos, casi seria capaz de perderse en ellos.
Jaejoong no dio ni un paso hacia atrás, le aguanto la mirada esperando a que algo pasase.
-Te llamas Jaejoong, ¿verdad?- Pregunto de repente rompiendo el silencio. Jaejoong simplemente asintió. -Yo me llamo Changmin.
-No creo que continué pero bueno, ya sabéis como acaba la historia, ¿no?-
