jueves, 19 de junio de 2014

Guia para vivir como un cinico.

foto original Emosexuada.


Aprende a conformarte. Aprende a seguir a la gente. Aprende mirar a las personas a los ojos y no por encima del hombre. Finge. No muestres tus debilidades si ello no te da una ventaja. Sufre y haz sufrir. Quiere, pero no demasiado. Ama cuando no tengas la oportunidad de estar con esa persona. Aprende a estar solo. no dependas de nadie. Miente a medias. Demuestra que todo va perfectamente cuando no es así. Haz que todo sea un juego. Termina lo que has empezado. No pienses que es suficiente. Defiende lo que piensas pero dales a los tontos la razón. Pisa la cabeza de quien sea necesario y guarda tu mejor corta para los peores tiempos. Piensa, no sientas. ELIMINA LO QUE NO VALE. 

Ya casi se había consumido del todo el cigarrillo, le dio la una ultima calada y entro en el recinto, siempre con la cabeza bien alta, el paso firme, las manos en los bolsillos de la gabardina donde siempre guardaba un cajetilla plateada con unas iniciales grabadas, allí guardaba unos de sus múltiples vicios que algún día lo mataría. 

Porque si, señoras y señores, nuestro protagonista es un adicto a muchas cosas, tabaco, mujeres, juegos de azar, solo le faltaba que le gustara en demasía el alcohol, pero ama demasiado el control como para dejar que ese tipo de drogas atonte sus sentidos. Control sobre todo. Su bolsillo, su cuerpo, su mente, su vida y a veces la de otros también. Pese a todo, no podríamos catalogarlo como mala persona... hasta ahora.

Saco al descubierto una de las manos para saludar desprecupadamente a un compañero de trabajo. Siguió su camino. Subió al ascensor, este pedía a gritos una renovacion, su diseño era de los los '70, excepto por la espantosa moqueta, todo seguía igual desde entonces. Sus paredes color caoba habían perdido el brillo y la línea divisoria entre la mitad de arriba y de abajo donde se encontraba la barra de seguridad había sido tan manoseada que casi toda la pintura había desaparecido por lo que se veía al desnudo todo el aluminio del que estaba hecha. 

Si hubiera tenido reloj lo hubiese mirada, su impaciencia crecía proporcionalmente a la velocidad a la que el ascensor llegaba hasta su destino y eso no le gustaba. Frunció el ceño mientras apretaba la cajetilla de tabaco que guardaba en el bolsillo. Por su mente se paseaban las distintas posibilidades que acontecerían posterior mente, posibles pero todos con un único final. 

Novena planta, suena una campana y el elevador se detiene. Sale del cubículo y atraviesa un pasillo alargado, con el suelo oscuro y las paredes grises llenas de cuadros baratos meramente decorativos. Pasa 6 puertas y en la séptima se para. Por primera mientras signos de duda pero es demasiado tarde la puerta se abre ante él y todo acaba. 

#Emosexuada. 

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