lunes, 13 de enero de 2014

Amnesia.


Salio de la cutre ducha corriendo la mámpara lentamente, haciendo un ruido estridente. Cerró los ojos molesto y luego suspiró. Alargó el brazo para coger una toalla, color crema que se encontraba oportunamente sobre el lavamos, y se la colocó alrededor de su cintura. Otra toalla mas pequeña pero del mismo color fue a parar a su cabello, y durante un corto lapso de tiempo masajeó su cabeza sin cuidado, quitando el exceso de agua. 
Abrió la puerta saliendo sin hacer apenas ruido. La habitación solo estaba iluminada por el cartel del motel colocado justo enfrente de la ventana, tintineaba inoportunamente pidiendo ser arreglado sin éxito.
El hombre se acercó al mini-bar y sacó un par de hielos para servirse, de la botella semi vacía que descansaba encima de la mesita de noche, un vaso corto de bourbon. Cogió el vaso con tres dedos, colocando el central sobre el borde, dejando el brazo colgando descuidadamente. Se fue directamente al sillón que estaba debajo de la ventana y allí se espatarró. Dejó el vaso sobre el brazo del asiento, aun sujetandolo. Una pierna permanencía estirada, apoyada justo en el talón, la otra estaba doblada, plantando el pie por completo.
La piel ya se había secado, aun el pelo permanencía húmedo pero le daba igual. Tenía la mirada perdida en dirección a la cama donde una mujer descansaba, boca abajo, en una posición a primera vista incómoda. Cubierta por unas arrugadas y blancas sábanas de motel barato. Con las piernas dobladas y desnudas, igual que sus hombros y uno de los brazos. El cabello totalmente enredado cubría su rostro. Y cuando la oscuridad los rodeaba, el hombre era capaz de distinguir su silueta de memoria.
Le dio un único trago al bourbon para, de alguna forma, atenuar los recuerdos más recientes que guardaba. 
Ni si quiera se acordaba de como se llamaba este mugriento lugar, ni tampoco recordaba los detalles de tomar tal decisión. Solo risas, de una voz muy conocida. Y luego algún roce casual, nada premeditado... Para finalmente acabar así.
Cerró los ojos durante un par de segundos, o eso le pareció a él. Pero no dejó de pensar en las causas de aquella noche y aun temiendo las consecuencias, no se arrepentía.
Cuando volvió a abrir los ojos ella aun permanencía sobre la cama, en una posición completamente diferente, más natural e igual de desnuda que antes o mas. Pero no solo ella había cambiado. El vaso, que antes sujetaba ahora estaba sobre la mesilla otra vez y la ropa desperdigada por el suelo había sido recogida y se hallaba encima de la única silla de madera de la habitación. Aun era de noche pero no le quedaba demasiado para amanecer. Osea que había dormido algunas horas...
Se levantó del sillón y fue a parar a la cama, por el camino se deshizo de la toalla, cambiándola por su cómoda ropa interior. Miró al techo esperando volver a dormirse y evitó a toda costa mirar a la persona que descansaba a su lado, sin mucho éxito.
Carraspeó, no vio reacción alguna en su acompañante y eso le molestó. Estiró su mano hasta tocar su cabeza, tenía el pelo húmedo y olía mejor que hace una horas... No era ninguna sorpresa que el ruido del baño no le hubiese despertado.
Y de nuevo ese.. Sentimiento. Entre duda, culpabilidad, miedo. No sabia como llamarlo. 
Su mano se paseó por su pelo, bajó por su espalda dibujando círculos cada vez mas pequeños. Se acercó aun mas a ella, terminó por tumbarse a su lado y finalmente abrazarla. Sus cuerpos se amoldaban el uno al otro perfectamente y eso le asustaba aun más pero no conseguía apartase de ella. No oía a su mente avisarle del peligro porque su cuerpo había hablado antes que él.
Suspiró profundamente llevándose parte de su aroma al recuperar el aire, apretó su brazo contra el cuerpo de ella para acercarla aun más y cuando se dió cuenta de que era correspondido entendió por qué no sentía el arrepentimiento que esperaba.

Pero algo no terminaba de...


Emosexuada.

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