viernes, 3 de enero de 2014

Utopía de año nuevo.



Llueve en la calle, y ya es de noche a pesar de que son solo las 6 de la tarde. Vuelves a casa después de un día un tanto inusual, pero tampoco ha sido tan malo, pese a las malas noticias; el café te había calentado las manos, y el agradable ambiente que había con tus amigos te sacó alguna que otra sonrisa. Paseaste entre la muchedumbre que anhelaba por un refugio y tú, deseando salir bajo las negras nubes. Era tan absurdo que no pudiste evitar que se te escapara una triste sonrisa. Tu mente estaba ocupada repasando las conversaciones anteriores, planeando para un futuro cercano. Divagando en tu mundo interior y sin dejar de sonreír por una estupidez.

Los zapatos de tela fina ya estaban empapados por los diminutos charcos que no eras capaz de atisbar en la oscuridad. Los vaqueros; rotos y desgastados a pesar de que son prácticamente nuevos; estaban igual de húmedos que la enorme sudadera negra que escondía otra más corta debajo. Lo único destacable del conjunto era el pañuelo rojo y morado a conjunto con el tupido flequillo que cubrían tus ojos, junto con unas gafas gruesas llenas de pequeñas gotitas de lluvia. Estas no te libraron de aquella imagen que se clavo en las pupilas justo después de levantar la cabeza al borde del paso de cebra. El corazón te dio un vuelco y volviste a bajar la cabeza rápidamente, aunque ya era demasiado tarde.

Repasabas con cuidado cada detalle que se había quedado grabado en tu cabeza. Su pelo rizado, sus violados labios y los redondos ojos… la enorme bufandas que rodeaba su cuello, con esa clara cazadora apretada color café oscuro y sus pantalones de un tono de marrón más claro. En ese momento te diste cuenta de que quizás te habías embodado mirándola más rato del que creías que había pasado.

La luz por fin se había puesto verde. Mordiste tu labio y seguiste caminando en línea recta esperando a que ella te esquivara, pero no fue así… Mientras tanto miles de sentimientos que pensaste que habían sido borrados empezaron a salir de su caja de Pandora particular, llenando tus oídos de recuerdos inamovibles de tu cabeza. El eje de la tierra había sido perturbado y por ello, todo te daba vueltas. Te preguntases mil cosas pero en tan poco tiempo no hallaste ni una sola respuesta. Querías que los segundos pasaran rápidamente, que un rayo te partiera en dos en ese mismo instante pero nada pasaba excepto el tiempo y los pasos que cada vez os llevaban una más cerca de la otra inexorablemente.

Quien estaba jugando con quien, no lo sabias. Pero las dudas que golpeaban tu juicio eran tantas y tan rápidas que conseguían que unos segundos pasaran como horas. Ella te miraba, con culpabilidad, con arrepentimiento y no sabias porque… Eso te estaba matando, te revolvía las tripas, hacia que tu cuerpo recordara cosas que tu mente quería impedir a toda costa. Pero era inevitable. Pese a que tus pasos eran rápidos, no eran decididos y te permitiste levantar la cabeza a mitad de camino, solo para saber si era real.

Aguantaste la respiración mirando al infinito. A pesar de que gritaste tus labios permanecían cerrados y el pánico que recorrió tu cuerpo era solo un acto reflejo, un recuerdo de algo que ya habías vivido antes. Allí estabas en mitad de la calle, delante de nadie. Guardándote las lágrimas en los ojos y fingiendo una sonrisa llena de incredulidad.

Claro que no es real. Idiota.

Sientes un pinchazo en el pecho, liberas el aire que habías retenido por algunos segundos de más. Cierras ambos puños con todas tus fuerzas y miras al oscuro cielo que sigue desprendiendo las lágrimas que tú no eres capaz de soltar. Cuanto tiempo ha pasado desde entonces y aun no puedes olvidarlo. Es el alambre de espino que apretara tu corazón para siempre…

El claxon de un coche devuelve tu mente a la tierra. Miras ahora lado y luego caminas hacia el frente al tiempo que las lucecitas rojas iluminan tu camino de nuevo a la realidad. Estas un poco desorientada… pero poco a poco te das cuenta de que solo ha sido un espejismo, un reflejo en las gotas de lluvia de un deseo pasado. Algo que no es  autentico. No sabes como ha podido pasar algo así pero intentas olvidarlo, es tiempo de cambiar. Es hora sonreír por estupideces.


Aunque la sombra de un pasado te persiga, e ignorarla no sirva de nada… Quizás la respuesta este en abrazarte a ella con todas tus fuerzas hasta que poco a poco desaparezca por si sola. Ya que correr lejos de un recuerdo es tan solo una utopía.



Emosexuada

2 comentarios:

  1. Me ha encantado u_u el final es perfecto <3

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  2. Lo cierto esque me sorprende un monton que te guste este en concreto.

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