Tan solo el sonido de la caja de música perturba la paz de esta habitación cerrada. Observas la pequeña caja, llena de recuerdos... ahora que esta abierta, esos recuerdos son capaces de escapar libremente por todo la habitación.
Algunos son bueno recuerdos, como aquel día de lluvia yo no quería mojarme pero tu pusiste tu chaqueta sobre mis hombros, cubriendo también me cabeza, cogiste mi mano y saliste corriendo sin miedo a nada. Sonreías como sonrió yo ahora al recordarlo...
Por el contrario, otros recuerdos nos son tan buenos, incluso los podría catalogar de dolorosos. Despertarme cada mañana, notar tu ausencia a la que me había mal acostumbrado. Miles de palabras sin ningún significado para finalmente nombrar el adiós definitivo...
Que despedida mas atroz... Todo se volvió desconsolador, negro.. Los días se tiñeron con la lluvia de mis lagrimas, y cada vez que abría los ojos necesitaba con todas mis fuerzas volver a cerrarlos.
Aun hoy en día tu marcha es dolorosa... Pero es un dolor diferente, ya no tengo fuerzas para llorar, solo puedo mirar hacia delante, caminar y tener la esperanza de que algún día nuestros caminos se vuelvan a encontrar.
Cerraste la caja, sonriendo pero con lagrimas en los ojos. La sujetaste en tus manos firmemente, prometiéndote que jamas volverías a abrirla, no hasta que en ella pudieras meter un nuevo recuerdo feliz... Quizás con otras persona.
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