No nos cansamos de los cuentos de princesas y príncipes .. de mujeres perfectas y valientes héroes, el amor siempre triunfa y los errores tienen arreglo, las amistades son eternas y donde siempre hay lugar para un final feliz.
Son solo historias infantiles ¿Verdad? Una luz esperanzadora en el corazón de un adulto sin ilusión. Todos alimentamos a nuestro niño interior, es nuestra vía de escape a la realidad, la única forma de no volverse completamente loco.
Pero la verdad de la vida es otra muy distinta... No somos maravillosas princesas, ni príncipes valerosos, el amor normalmente acaba mal, los errores se acumulan uno detrás de otro inexorablemente, la amistad acaba dándote con la puerta en las narices y el final nunca llega.
No puedo dejar de darle vueltas a un cuento en concreto... El patito feo.
La historia de un patio que era diferente a sus otro hermanos... fue discriminado y odiado por todos lo de su lago hasta que un día decidió separarse de ellos e irse a otro estanque donde vio hermosas criaturas blancas con cuellos esbeltos y picos redondos y anaranjados... -Algún día seré como esos patos- Y así fue, el patito gris cambio y se convirtió en un cisne... Después de todo ese lago no era su lugar. Él nunca fue un patito feo... Sino un cisne hermoso. O eso es lo que nos contaron cuando eramos solo unos mocosos.
La historia verdadera era otra bien diferente. Cuando todos los patos se reían del pequeño patito gris este no lo pudo aguantar ya que no entendía porque ni sus padres ni sus hermanos le querían y se mofaban de él. Nadie le dijo lo hermoso que era nunca. Por eso se fue lejos de su familia, a otro lago y allí metió su cabeza hasta el fondo hasta que no pudo mas y se ahogo.
El feo patito gris... que no era aceptado por nadie se quito la vida.
Un cuento para niños nos da una lección sobre la vida. Uno nos invita a cambiar para ser aceptado y otro nos invita a aceptarnos a nosotros mismos.
¿Qué nos ayuda a evolucionar como personas y qué nos ayuda a sobrevivir?
Miles de finales felices nos mantiene en una nube y un solo final trágico termina por darnos una lección sobre la vida. Somos patos o cisnes... Lo único que tengo que decir a esto es que a mi el príncipe me salio rana y la princesa estúpida.
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